En el marco del Día de la Traducción, en Cienlee tuvimos el honor de contar con la presencia de la traductora Barbara Vuga, cuya trayectoria y dedicación en el ámbito de la traducción han dejado una profunda huella en lectores de distintas edades. A lo largo del encuentro, Barbara compartió con nosotros su visión sobre el papel del traductor, recordándonos que traducir es, en cierto modo, entrar en la piel del escritor para transmitir al lector no solo las palabras, sino también las emociones, matices y sensaciones que laten en la obra original.

Durante la conversación, tanto Barbara Vuga como la Dra. Barbara Pregelj, también traductora y mediadora entre varias lenguas y culturas, reflexionaron sobre el impacto de la inteligencia artificial en la traducción. Ambas coincidieron en que la IA puede representar un paso más en el desarrollo de herramientas útiles, pero subrayaron que, en el caso de la traducción literaria, una máquina nunca podrá igualar el trabajo del traductor humano. La razón es sencilla y profunda a la vez: una IA no siente, no tiene memoria afectiva ni experiencia vital, y por lo tanto no puede recrear el contenido emocional, la sensibilidad y la profundidad que una obra literaria exige para llegar plenamente al lector.
Este encuentro se celebró, además, en un marco muy especial, ya que también se realizó la entrega de premios del concurso del Día de la Dislexia, reforzando nuestro compromiso con la inclusión, la lectura accesible y el reconocimiento de la diversidad en las formas de aprender y de relacionarse con los libros.
Desde Cienlee, queremos expresar nuestro sincero agradecimiento a Barbara Vuga y a la Dra. Barbara Pregelj por su tiempo, su generosidad y por ayudarnos a comprender mejor la importancia del trabajo del traductor como puente vivo entre lenguas, culturas y lectores.
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